domingo, 23 de febrero de 2025

Breve recorrido por mis novelas: Noctámbulo (2010)

 Noctámbulo. Ediciones Idea. 2010.


Mucho antes de que Claro de Luna fuera publicada, ya tenía terminado el borrador de la que pretendía ser mi primera incursión en el mundo del vampiro. 

Admirador de Bram Stoker, de Anne Rice, de Richard Matheson y, por supuesto, de El misterio de Salem’s Lot de Stephen King, escribir sobre vampiros era una necesidad, más que un objetivo. El empujón que la saga Crepúsculo dio al género durante principios de siglos ayudó a que de nuevo Ediciones Idea apostase por mi manuscrito. 


Así, en 2010 vería la luz Noctámbulo, una novela híbrida entre lo policíaco, el terror y lo romántico, en la que traté de actualizar y desvestir de fantasía el mito del vampiro, tan maltratado, en mi opinión, por el cine. 

¿Qué pasaría si en la ciudad de Las Palmas habitara un vampiro de verdad? Se me ocurrió que si un vampiro viviera hoy en día necesitaría dinero para mantenerse: pagar un alquiler, renovar su vestuario, transportarse, quizá ir al cine o a escuchar música. Probablemente intentaría imitar las costumbres humanas, como comer, beber o dormir en una buena cama. 

Quería huir del nosferatu encerrado en su caserón heredado y escondiéndose de la luz del sol. ¿Si fueras un vampiro en el siglo XXI, harías eso?

Convertí a Sable, mi vampiro, en un sicario que mata a la vez por dinero y por necesidad. Objetivos selectos, eso sí, influenciado en parte por la novela La sanción del Eiger, llevada al cine por Clint Eastwood o, más reciente, la película Asesinos, de Stallone y Banderas. De manera que aparece una sociedad secreta que contrata seres de la noche para que le hagan el trabajo sucio. Parecía interesante. 

Suspense, terror y alguna dosis de erotismo, Noctámbulo es esa novela vampírica que quería escribir y que, gracias a Cetro, pude incluso revisitar muchos años después. 

Pero eso será más adelante.


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