miércoles, 25 de abril de 2012

El lobo no tan feroz.


Esta es una tontería que se me ocurrió ayer para explicar en una charla sobre escritura creativa en el cole cómo la imaginación y la osadía pueden dar la vuelta a cualquier cuento. Lo llamé "El Lobo No Tan Feroz".

El lobo feroz abrió una pizca la puerta del armario y vislumbró lo que había al otro lado. Acababa de salir escaldado de la visita a aquellos tres cochinos y no entendía por qué esa anciana y su nieta le miraban ahora con ese gesto de malicia. Al fin y al cabo él era un carnívoro, su naturaleza apuntaba a comerse ancianitas.

La niña, con su caperuza roja, blandía con maestría un cuchillo de cocina. La abuela, observándole por debajo de aquellos pasados lentes, le miraba golosa diciéndole "ven, verás quién se come a quién ahora".

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