¿A quién no le gustan los cuentos de miedo y las aventuras con hombres lobo? Allister y su pandilla no podían ser menos, pero de alguna manera tenía que ingeniármelas para darle una vuelta de tuerca y no repetir el esquema.
Si en la primera entrega un brujo malvado se instalaba en la vieja casa encantada de Lullaby Hills y en la segunda recibían la extraña visita de una legión de gatos negros, en la tercera me planteé sacar a los chicos de su ecosistema y enfrentarles a nuevos misterios.
Dado que la saga había nacido con la intención de introducir a los nuevos lectores en los ambientes góticos de las viejas historias de terror y presentarles a los personajes clásicos de este submundo, el siguiente paso lógico era llevarme la narración a la vieja Inglaterra y enfrentarles a la leyenda del hombre lobo.
Escribir para niños es complicado, siempre lo digo, y que cada novela de una franquicia alcance o supere el nivel de originalidad, emoción y divertimento de las anteriores resulta muy difícil, de manera que sacar adelante esta tercera entrega de Allister Z, que además me llegó en un momento personal fastidiado, se convirtió en todo un reto.
Para empezar no conseguía dar con la historia, todo eran preguntas para las que no tenía respuesta: ¿Cómo introducir un hombre lobo en el mundo de Allister? ¿Cómo desarrollar un enfrentamiento infantil con una criatura tan eminentemente violenta? ¿Dónde entra aquí el humor, tan representativo de estos libros?
Dediqué muchas horas a darle vueltas a todo esto antes de diseñar un argumento que me gustara, con los giros necesarios y las ocurrencias más divertidas de las que fui capaz, y terminé muy orgulloso del resultado.
Allister Z y el ciclo del hombre lobo es una aventura gótica desternillante, con las habituales referencias al cine y a la literatura de terror y una inocencia infantil muy divertida en cuanto al enfoque de la licantropía.
Quedé muy contento, la editorial Cazador apostó de pleno por mi peculiar visión del mito y quedó una novela muy chula, como siempre para todos públicos.
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