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Esta es la nueva entrada: ¿Cómo terminar una novela?
Nos acercamos al final de nuestro Club de Lectura y
precisamente vamos a charlar sobre eso, sobre cómo terminar en todo lo alto una
novela. ¿Cuál es el final perfecto?
Un FINAL en alto. El más difícil todavía.
Pasas varias semanas leyendo una novela, no digo de las malas
sino de las que atrapan y logran cautivar, y cuando llega el final resulta que
es frío, soso o simple. ¿Qué sucede? Pues probablemente toda la buena impresión
que te había dejado hasta entonces quede eclipsada por esa decepción.
Es el dilema eterno y aterrador de los escritores de ficción:
¿tiene mi final peso suficiente como para soporta toda la novela? ¿Habré hecho
al lector llegar hasta aquí para nada?
Una buena historia debería determinar un buen final. No soy
amigo de finales felices en el terror o en el suspense salvo que queden bien
justificados, porque me resulta poco verosímil que personas que han estado
trescientas páginas sufriendo y huyendo de la muerte acaben casándose y
comiendo perdices al día siguiente, y tampoco me gusta engañar al lector con un
final abierto cuando hoy en día nadie puede estar seguro de que vaya a tener
ocasión de continuar la historia en una segunda novela.
¿Qué entonces?
El final debe ser coherente con la trama, no puede llegar una
casualidad repentina a despejar el camino ni los aliens pueden ser justificación
válida para terminar cualquier historia negra cuando no tenemos claro el final (guiño
al señor King). Además el final debe suponer una subida de tensión y
adrenalina, un énfasis en el misterio o en la sensación de peligro, un
estallido de euforia para el lector que nos ha acompañado todo el camino. Debemos
dejarle con la boca abierta, y eso no siempre es sencillo de conseguir.
Por eso mismo, porque no es sencillo, un buen final resulta
vital para el éxito de una novela.
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