Os comenté que tenía intención de recuperar algunos artículos de Desde el Sótano que siento especialmente importantes, para mí, se entiende. El primero de ellos no puede ser otro que la revisión de una novela que me marcó profundamente y sin la que, sin duda, no me dedicaría a escribir.
El Misterio de Salem's Lot, de Stephen King, vista por Desde el Sótano. A ver qué os parece.
Zombies y Vampiros. Dos de las vértebras del cine de Terror contemporáneo. Muertos que reviven por un lado, chupasangres por otro, antes seres fantásticos, ahora su romanticismo simplificado a virus e infecciones ultracontagiosas. Vale, pero está todo inventado.
Stephen King habla de zombies e infecciones también, lo hace sobretodo en Cell, pero muchos años antes ya visitó el mito del vampiro con una genialidad y un acierto muy especiales.
En 1975 un Stephen King recien saltado a la fama gracias Carrie, no estaba todavía convertido a la complacencia ni al afán, desnudo de todo amor por la literatura, de agradar a sus masas de lectores con historias típicas y a menudo poco interesantes. Eso llegaría después, cuando vio que escribiendo lo que los demás querían leer podría comprarse una casa más grande.
No, en la época de Carrie, Salem's Lot o El Resplandor el autor y escritor en ciernes todavía escribía lo que quería, lo que soñaba. Que triste y duro fue después perder todo eso.
Esa joven ilusión, esa falta de responsabilidad o presión al comienzo de su carrera le animó a marcarse un novelón, de todo punto atípico y casi naïf, en el que robaba por un segundo las esencia tradicional de los cuentos de vampiros y creaba su propio Ser, su propio Drácula adaptado al contexto residencial y comunitario que suele definir sus novelas.
El cuento de vampiros de Stephen King no transcurre en Transilvania ni en un decadente Nueva Orleans ni en las raíces profundas del Egipto místico o de la vieja Europa. El vampiro Barlow llega en secreto y se instala en el aburrido pueblo de Salem's Lot, con la simple tapadera de una tienda de antigüedades. Un pueblo en el que nunca pasa nada, uno más de la rutinaria y enmarañada red de pueblos y ciudades americanas de medio pelo. Uno en el que lo único que hasta ahora da que hablar es aquel terrible incidente en la casa de los Marsten y las lascivas intenciones de ese engreído escritor, Ben Mears, con la hija de Bill Norton.
Pero no todo será igual de tranquilo este otoño. Porque este escritor es el mismo Ben Mears que de niño se atrevió a entrar en la casa Marsten y que encontró... todo aquello. Y ahora, después de veinte años, ha vuelto para escribir un libro sobre la vieja casa y sus terribles secretos. Ahora que la casa Marsten ha vuelto a alquilarse, ahora que dos tipos muy misteriosos se han instalado en ella y han abierto una tienda de antigüedades. Ahora que los niños del pueblo empiezan ha desaparecer y hay un perro muerto colgado de la verja del cementerio.
El Misterio de Salem's Lot no es un libro fácil de leer hoy día, es una novela muy del estilo King, del Stephen King más puro. Unos buenos cientos de páginas plagadas de personajes, cargadas de historias, de anécdotas y de recuerdos, salpicadas con encuentros, relaciones y cotilleos de pueblo viejo. Por momentos es más un retrato social de una anquilosada comunidad que un libro de Terror.
Pero una vez más, esa máscara de costumbrismo oculta en su interior una estremecedora novela infestada de horrores. Porque una vez más esa comunidad esconderá un sin fín de secretos, de desgracias, de terrores y miedos que con la llegada del misterioso extranjero saltarán a flor de piel, desencadenando el verdadero miedo, el miedo humano.
Porque aunque el vampiro Barlow de El Misterio de Salem's Lot es uno de los villanos más conseguidos del Terror en los últimos treinta años, el verdadero mal de la novela, como suele corresponder al genio de Stephen King, proviene de cada hombre y de cada mujer de ese pueblo maldito.
El truco mágico, el golpe maestro de Stephen King es retratar la maldad humana a través de una sociedad horrorizada, colocada contra la espada y la pared por un enemigo que ni comprenden ni saben combatir. De manera que el elemento sobrenatural o fantástico vuelve a ser en este caso una mera excusa para mostrarnos nuestro propio miedo.
El vampiro en Salem's Lot no es Lestat ni Drácula ni la misma Lilith, hasta llegado al último cuarto de la novela no se vuelve protagonista. Tanto es así que me atrevería a decir que el verdadero enemigo de Ben, Matt y Susan durante buena parte de El Misterio de Salem's Lot es Striker, su sombrío y fiel esbirro. Pero desde luego cuando el vampiro sale a la luz -de la luna, claro- y muestra su cara, el terror se desata como sólo el gran King sabe hacer: en una carrera despiadada por la supervivencia, agarrotada entre el ingenio y la tragedia.
El Misterio de Salem's Lot es un libro tan bien escrito que debería formar parte de la colección personal de cualquier aficionado al Terror y en especial de todo el que quiera algún día dedicarse a escribir. Leerlo es entender a dónde debemos intentar llegar los aspirantes a escritores de Terror. Es encontrar un ejemplo en cuanto a creación de personajes, a cómo narrar manteniendo la tensión, a cómo crear un climax apropiado e impactante, cómo introducir las descripciones justas, cómo crear ese halo de misterio indispensable para sumergir al lector en la complicidad necesaria para que se crea lo que le contamos y a cómo encontrar una idea original aún partiendo de una base tan manida como Drácula y el mito vampírico tantas veces manoseado.
Es un libro que a mí me inspiró a dedicarme a esto, no fue el único, ni el primero, pero sí fundamental. Fue como abrir los ojos y encontrar un faro con el que guíar mi gusto de escritor. Pasado el tiempo no creo que mi estilo vaya por la novela coral ni por la exaustiva ambientación mediante recuerdos y anécdotas locales. No me veo capaz ni sabría cómo hacerlo. Pero cada vez que me decido por desarrollar una idea pienso en cuánto mejoraría si yo fuera capaz de asemejarla, siquiera lejanamente, a El Misterio de Salem's Lot.
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