Gracias a Rayco Cruz, escritor y crítico literario, podemos leer otra reseña de 'Noctámbulo' en la página web Reseñas Literarias. Quiero darle las gracias a Rayco, gran escritor y amigo, por haber leído mi novela y por tan agradables palabras. Es un gran orgullo para mí.
Reseña de Noctámbulo, de Miguel Aguerralde, por Rayco Cruz.
Una dedicatoria cálida en este libro me “obligaba” a intorducirme en su lectura con el cariño y el ojo crítico que da la cercanía con el autor, el haberle conocido y haber reconocido en él a alguien capaz de llegar lejos en esto de la literatura. Así pues, desde que tuve ocasión agarré mi ejemplar y me dejé sumergir en la aventura de Sable, el vampiro protagonista de esta historia.
Hoy en día, cada vez que me hablan de novelas de vampiros temo lo peor, y la culpa es de Stephenie Meyer, así de sencillo. De ella y de la legión de copiadores profesionales que han encontrado un filón en el vampirismo romántico-empalagoso, dicho esto sin ánimo de ofender, menospreciar ni vilipendiar a nadie, que para gustos, colores.
El caso es que me introduje en “Noctámbulo” con este recelo ya inevitable de “a ver qué me encuentro”. Saber que Aguerralde es un amante de la literatura y el cine de terror le daba margen de confianza, y no me decepcionó para nada. Además, la historia se desarrolla en Las Palmas, mi ciudad, y eso es otro punto a su favor.
Sable es un vampiro reconvertido en asesino a sueldo. Su único contacto con la realidad, con la humanidad de la que se alimenta, es el recuerdo de Paula, su amor platónico de la adolescencia y su necesidad de confesión, para lo cual acude a otro miembro de su pasado: el padre Javier. En estos tres personajes recae todo el peso de la trama, así como en la relación que se establece entre ellos.
Aguerralde nos muestra a un vampiro a la antigua usanza, con ese aire romántico y misterioso que consiguió darle Stoker, pero aterrador, cuya mera presencia pone los pelos de punta y que cuando se marcha te deja la sensación de haber salvado la vida por pura condescendencia. Lejos de las nuevas visiones vampíricas que han “dulcificado” a este monstruo, Aguerralde le devuelve su historia sangrienta, su mitología más clásica, para dar forma a una novela madura, potente y muy dinámica en los que el vampiro tendrá que enfrentarse consigo mismo para ayudar a las pocas personas que aún le importan en el mundo.
El monstruo debe luchar contra su naturaleza y hacer sacrificios si quiere sobrevivir y conservar algún resquicio de humanidad, ese don que casi ha dado por perdido.
Al lector que le guste el misterio y la buena literatura, disfrutará con las aventuras de este “Noctámbulo”.
Una dedicatoria cálida en este libro me “obligaba” a intorducirme en su lectura con el cariño y el ojo crítico que da la cercanía con el autor, el haberle conocido y haber reconocido en él a alguien capaz de llegar lejos en esto de la literatura. Así pues, desde que tuve ocasión agarré mi ejemplar y me dejé sumergir en la aventura de Sable, el vampiro protagonista de esta historia.
Hoy en día, cada vez que me hablan de novelas de vampiros temo lo peor, y la culpa es de Stephenie Meyer, así de sencillo. De ella y de la legión de copiadores profesionales que han encontrado un filón en el vampirismo romántico-empalagoso, dicho esto sin ánimo de ofender, menospreciar ni vilipendiar a nadie, que para gustos, colores.
El caso es que me introduje en “Noctámbulo” con este recelo ya inevitable de “a ver qué me encuentro”. Saber que Aguerralde es un amante de la literatura y el cine de terror le daba margen de confianza, y no me decepcionó para nada. Además, la historia se desarrolla en Las Palmas, mi ciudad, y eso es otro punto a su favor.
Sable es un vampiro reconvertido en asesino a sueldo. Su único contacto con la realidad, con la humanidad de la que se alimenta, es el recuerdo de Paula, su amor platónico de la adolescencia y su necesidad de confesión, para lo cual acude a otro miembro de su pasado: el padre Javier. En estos tres personajes recae todo el peso de la trama, así como en la relación que se establece entre ellos.
Aguerralde nos muestra a un vampiro a la antigua usanza, con ese aire romántico y misterioso que consiguió darle Stoker, pero aterrador, cuya mera presencia pone los pelos de punta y que cuando se marcha te deja la sensación de haber salvado la vida por pura condescendencia. Lejos de las nuevas visiones vampíricas que han “dulcificado” a este monstruo, Aguerralde le devuelve su historia sangrienta, su mitología más clásica, para dar forma a una novela madura, potente y muy dinámica en los que el vampiro tendrá que enfrentarse consigo mismo para ayudar a las pocas personas que aún le importan en el mundo.
El monstruo debe luchar contra su naturaleza y hacer sacrificios si quiere sobrevivir y conservar algún resquicio de humanidad, ese don que casi ha dado por perdido.
Al lector que le guste el misterio y la buena literatura, disfrutará con las aventuras de este “Noctámbulo”.
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