Se cumplen 15 años de la publicación de Claro de Luna. Quince años de asomarme a sus estanterías, de contarles historias, de compartir misterios, risas y aventuras.
Me decían que sería imposible, o que al menos sería muy difícil. Ya saben, eso de publicar novelas sin padrino, sin contactos, sin agente literario ni trayectoria previa. Pues no fue imposible, la verdad, aunque sí difícil.
Quince años después de Claro de Luna les ofrezco treinta publicaciones personales, entre novelas, ensayos y antologías de relatos, sin contar las reediciones, y sería un esfuerzo inútil intentar recordar todas las recopilaciones colectivas de cuentos que contienen al menos uno mío.
Quince años y treinta publicaciones sometidas siempre al escrutinio editorial, a los tiempos de espera y a los comités de lectura. Ninguna puerta se abrió al cerrar una ventana solo por ser yo, por entregar un manuscrito que llevara mi nombre. He de decir que más bien al contrario.
Nunca he apostado por la autoedición, quizá soy muy tradicional. Ediciones Idea, 23 Escalones, Dolmen, Planeta de Libros, Siete Islas, Mercurio, Cazador de ratas, Bilenio, editoras y editores que han apostado por mí y a los que debo el haber podido disfrutar de este mundo literario que me ha permitido conocer lugares y personas increíbles. Mi más sincera gratitud.
No sé si he vendido mucho o poco. Lo que tengo claro es que adoro escribir, y si alguno de mis libros ha calado en los lectores, me sentiría muy feliz y orgulloso.
Contar historias es una profesión maravillosa.
Este 2024 saldrá a la venta la reedición actualizada de Noctámbulo y una nueva novela policiaca en la que tengo puesta mucha ilusión. Quizá podamos continuar juntos en este camino. No sé si quince, pero algún que otro añito más.
Nos leemos.