Lo que salimos a pedir hoy no es nuevo ni es cosa que nos saquemos de la manga. Pedimos justicia, respeto, sentido común, no ser pisoteados por quienes deciden, que, como vemos, deciden casualmente siempre lo que menos les perjudique, a ellos.
No pedimos Ipads de regalo ni coches oficiales, no queremos dietas ni presupuesto en viajes, tampoco nos callarían con sueldos vitalicios ni con indemnizaciones millonarias. Eso ya lo tienen ellos y bastante nos cuesta entender los motivos.
Queremos que escuchen nuestra voz, que respeten unos derechos ganados a golpe de lucha y trabajo desde hace más de tres décadas, desde que nuestro país y sus ciudadanos volvimos a ser libres. Pedimos el cese de las mentiras, queremos un golpe de timón, que la pirámide se invierta y volvamos a ser importantes las bases, los que menos tenemos, los que más damos.
Pedimos, sobre todo, no sólo mirando a gobiernos y clases políticas que no nos escuchan, este es un grito para ti, ciudadano, que pones tu voto en la urna. Este 25S no tendría conciencia que remover si sólo mirase a quienes cortan, recortan y se quedan a mejor parte. Te miramos a ti, compañero, de igual a igual, de hijo a padre, porque cambiar, transformar, mejorar, nunca se hizo desde el sillón mullido de la poltrona.
Nos ignorarán, nos callarán a palos, dirán que somos pocos, pero si nuestra voz calase en las masas sus gruñidos de perro rabioso quedarán, por fin, en nada.
No más mentiras. Cambia.