domingo, 23 de noviembre de 2014

Recordando 'Noctámbulo'.


Caray, qué tiempos.

"El hombre entró en su apartamento agotado y cabizbajo, no encendió la luz porque no le hacía falta, cerró con llave y dejó el viejo amuleto colgando de la cerradura, después atravesó el salón hacia la ventana.
Empezaba a amanecer, las luces del alba se escabullían entre los rejones de nube que había dejado la noche, para empapar de luz las calles encharcadas. El vampiro empezó a desabrocharse la camisa mientras recibía esa luz en su frente y en su torso extremadamente pálido. Al dejar la camisa sobre el sofá vio que tenía una mancha de sangre. Eso le sacaba de quicio, no soportaba mancharse haciendo su trabajo. En lugar de echarla en el cesto de la ropa sucia la tiró directamente a la basura, después fue a la cocina, sacó de la nevera una ensalada preparada y regresó a la ventana para comérsela viendo salir el sol.
No necesitaba comer, por supuesto, pero era uno de los hábitos —junto a beber, pasear o asearse— que se había esforzado por mantener, hasta el punto de haber desarrollado una especie de instinto similar a lo que los humanos hubieran llamado hambre."

'Noctámbulo' es mi segunda novela. Quizá, esa con la que un autor novel descubre que puede seguir luchando contra la pereza, la falta de tiempo y la esquiva inspiración porque lo que escribe es capaz de llegar a algún público.

Así me sentí al publicar 'Noctámbulo', como si todo el tiempo invertido en transcribir estos sueños confusos y convertirlos en narraciones sirviera realmente para algo.

Fue editada en 2010 por los canarios Ediciones Idea. Debería ser sencilla aún de encontrar, tanto en librerías físicas como en tiendas online, tipo Amazon, además está publicada tanto en papel como en ebook.

De todos modos, si te interesa y no das con ella, avísame. 

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