Qué difícil es mantener una web, un blog, varias páginas de Facebook y además escribir y trabajar, cuando tu cerebro sólo quiere desconectar y flotar plácidamente. Quien mucho abarca poco aprieta, dicen, y quien mucho espera desespera.
Yo he pasado el verano intentando abarcar, desesperando, sintiendo subir y bajar el ánimo al ritmo de una presión que, me temo, yo mismo me imponía. Han sido meses complicados desde que volví de Avilés con la confusión y el cansancio por bandera, semanas que sólo podían acabar con una catástrofe, en este caso un brazo roto.
La lesión, al menos, me hizo pensar y recapacitar. Relajarme.
Ahora he vuelto a las clases y regresa la rutina tras el frenesí post novela nueva. Me apetece recobrar los proyectos viejos e inventarme unos nuevos, tengo ganas de escribir y soñar y por fin la voluntad y la claridad para hacerlo. Vistas las orejas al lobo y sabiendo por dónde van los tiros, espero no volver a esperar demasiado, si se me permite decirlo así.
Ha sido duro, desde luego, pero vuelvo con más experiencia y, con calma, nuevas sorpresas que ofreceros.
De momento atentos a ese Allister Zombie que está por nacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario