sábado, 16 de junio de 2012

Escribir y viajar, viajar para escribir.


Acabo de terminar el primer mes de vida de 'Última parada: la casa de muñecas', algo menos. Unos veinte días en los que Matt el Rojo ha visitado Sevilla, Tenerife, Bilbao, Madrid, Lanzarote y Las Palmas. Veinte días, y os aseguro que la venta de libros cosechada no dará para la entrada de un yate. Quizá sí, de uno pequeñito, de juguete. 

La lucha de esta aventura no está en las dificultades de escribir, de idear una historia, de plasmarla, de darle forma. Esa parte es difícil, a fé que lo es, pero es emoción, diversión, sueño. La fase de angustia, de soledad, de presión es, si consigues que esa novela se publique, la que comienza después, cuando has de pelear con un enorme muro de competencia, de calidad, de hábitos, de precio.

Ojalá en nuestro país se pudiera leer todo cuanto producimos los juntaletras, ojalá el respaldo del público se equivocase alguna vez y cayera sobre alguno de los chavales y chavalas, que a fuerza de tecla y sin padrino ni empujón ninguno logramos convencer a un editor para apostar por nosotros. 

Javier, Alejandro, Víctor, Darío, Juande, David, Emilio, son sólo algunos amigos que han luchado y luchan por hacerse un hueco en este universo de libros y letras, y a menudo nuestros coditos no son suficientes. 

He visitado ferias, librerías y festivales en estos veinte días, estoy reventado, exhausto, y me pregunto si el esfuerzo ha valido la pena, si ayudará a Matt a salir de mi entorno de familiares y amigos cercanos. Me gustaría pensar que sí. 

Toca ahora descansar unas semanas, disfrutar del verano y de poder decir que todo lo que se me encargó presentar se ha vendido, no me queda ni un sólo ejemplar, y eso es gracias a vosotros, amigos, que no me habéis dejado desanimarme.

En otros veinte días arrancamos de nuevo, Matt visitará Gijón, Barcelona y Avilés en julio, y confío en que para cuando vuelva a su casa, a su sucia y enmohecida casa, muchos sepáis más de él. 

Gracias a todos por ayudarme, gracias a todos por escucharme, gracias por leerme. Nos seguimos en la red.

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